sábado, 10 de agosto de 2013

Biografía.



Auguste Comte, su nombre completo Isidore Marie Auguste François Xavier Comte. Nacido en Montpellier, Francia en el año 1798 y murió en París en el año 1857. A diferencia de su familia católica y monárquica, se oriento hacia el agnosticismo e ideas revolucionarias.
Desde 1817 se vinculó al socialista Saint-Simon, para el cual trabajó de secretario hasta su ruptura en 1824.
Las ideas del pensamiento positivista, obtuvieron un gran éxito en los países occidentales desde mediados del siglo XIX, proporcionando un credo laico para el mundo del capitalismo liberal y de la industria triunfante. Sin embargo, Comte vivió una vida desgraciada: el exceso de trabajo le produjo problemas psiquiátricos, un intento de suicidio y el abandono de su mujer.
Su rebeldía y su intransigencia fueron obstáculos en lo académico, fue expulsado de la Escuela Politécnica  en 1817, impidiéndole terminar sus estudios, que luego fueron completos de forma autodidacto.  En esta misma escuela comenzó a enseñar desde 1832, pero no obtuvo cátedra en ella, y fue expulsado nuevamente en 1844. Admiradores como  Littré o John Stuart Mill, lo ayudaron económicamente a salir de la miseria.
En el año 1848 creo una sociedad positivista que tuvo seguidores destacándose en los países anglosajones. Su pensamiento ha ejercido influencia en ramas del conocimiento tales como la filosofía, medicina, historia y sociología, y sobre corrientes políticas.
En el año de 1816, A. Comte comienza a estudiar a los pensadores del siglo XVIII y conoce a Saint-Simon, para el que trabaja como secretario desde 1818, hecho que le permitió publicar artículos en diferentes revistas: La Politique,L’Industrie, L’Organisateur.
La colaboración entre estos dos autores se irá deteriorando hasta su definitiva ruptura en 1822, fecha en la cual inicia las dos etapas fundamentales del pensamiento:
La primera desde 1826 a 1845 , de un marcado carácter positivista, sintetizada en sus dos obras ‘Curso de filosofía positiva’ (1830-1842) y ‘Discurso sobre el espíritu positivo’ (1844), escrito que apareció como introducción preliminar al Tratado filosófico de astronomía popular.
La segunda etapa del pensamiento de Comte viene marcada por un hecho personal el cual le afectó hondamente: la muerte de Clotilde de Vaux en 1846, a quien él conoció en 1845 y de la que estaba profundamente enamorado. A partir de entonces el pensamiento de Comte se transforma en un carácter romántico y místico que originará posturas cada vez más conservadoras, convirtiendo el positivismo en una religión de la que él se autoproclama Sumo Sacerdote.
De esta época proceden sus obras Sistema de política positiva (1851-1854), Catecismo positivista (1852) y el primer volumen de Síntesis subjetiva (1856), obra que quedó incompleta debido a su muerte, acontecida el 5 de septiembre de 1857.

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Introducción al Positivismo.


El positivismo es una corriente filosófica, la cual establece que el único conocimiento original existente es el conocimiento científico y que este conocimiento surge de la afirmación de la teorías atraves del método científico.
El positivismo nace a inicios del sigo XIX en Francia con el pensador Auguste Comte. Luego se extiende por toda Europa durante la segunda mitad del sigo.
Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto.




Ley de los tres estados.

Toda la virtud de la filosofía social debe comenzar por el estudio del pasado y es estudiando la evolución del pueblo que Comte descubre que su desarrollo se efectúa por tres etapas en la famosa ley de las tres etapas. Esta ley tras Comte fue muy utilizada por la filosofía así como por las otras ciencias sociales. Esta ley de la dinámica social cubre toda la existencia de una sociedad desde su nacimiento hasta su punto de desarrollo máximo.
Los tres estados o pasos de desarrollos son los siguientes:
El estado Teológico: ficticio
El estado metafísico o negativo
Y el estado positivo o científico.
Y esta ley del desarrollo se aplica tanto al individuo como a la ciencia y a la sociedad, además, Comte lo percibe como una ley necesaria dado que el espíritu humano por naturaleza debe pasar sucesivamente por estas tres etapas teóricas.

LA FASE TEOLÓGICA

El primer lugar toda sociedad naciente se encuentra en la fase teológica lo mismo ocurre con la ciencia. Los fenómenos naturales son explicados por leyes prehechas, el hombre no puede hacer nada sobre la naturaleza debe, pues, volverse a las intervenciones divinas, es el tiempo militar teológico del desarrollo social. El estado teológico es el primero en el orden de los tres estados ya que es el único no suponiendo otro antes de que este estado caracterizado por el primer periodo de desarrollo del espíritu humano se aplica también al primer desarrollo del espíritu individual,
El niño está en el estado teológico ficticio, dado que aun no ha empezado su preparación científica las únicas explicaciones que están en condiciones de dar a los fenómenos que los rodean están en relación con influencias exteriores incalculables. Al igual que la sociedad teológica se percibe en seguridad bajo la protección divina, el niño está seguro percibiendo a sus padres como divinidad, se encuentra en este estado teológico, en el niño, en la época de la educación espontanea en su primer contacto con la vida exterior.

LA FASE METAFÍSICA

Progresivamente la sociedad pasó de la fase teológica a la fase metafísica, es un estado difícilmente embargable, de hecho, es el estado intermedio entre dos estado vanguardistas teológico y positivo.
Se caracteriza por el paso de la intervención politeísta en los actos humanos a una explicación monoteísta y por explicaciones metafísicas de los fenómenos naturales. El tiempo metafísico no ha estado en un cambio constante debido a su destino crítico, por lo tanto negativo. Es durante este periodo de la vida social que son elaborados los grandes sistemas abstractos y absurdos da causas que regulan los fenómenos humanos.
Aplicando el desarrollo del espíritu individual, el estado metafísicocaracteriza el tiempo de la adolescencia, el adolescente pierdo poco a poco fe en sus ficciones de infancia con respecto a las fuerzas superiores, pero no conoce aun las leyes invariables de los fenómenos, pues se ve obligado a poner en pie los sistemas abstractos de explicación de los fenómenos para cubrir su necesidad de saber. Dado que estas explicaciones no tienen ninguna base científica los sistemas elaborados en esta época deben necesariamente cambiar sin cesar, el estado metafísico corresponde a los primeros años de la educación sistemática.

LA FASE POSITIVA

La humanidad se desarrolla finalmente hacia su estado normal, el estado positivo, es el modo definitivo de todo espíritu. Entonces los hechos están vinculados según ideas o leyes generales de un orden eternamente positivo, Sus heridas son confirmadas por sus propios hechos, que a menudo, incluso, solo son simples hechos bastante generales para convertirse en principios.
En el espíritu positivo el método de observación sustituye la imaginación consustancial a los otros estados. Estas sociedades positivas que Comte describe es la sociedad adulta, es adulta a que supo quitarse los tabúes y abstracciones quiméricas que la atormentaban antes. Pudo convertirse en adulta, porque la ciencia al mismo tiempo que ella progresaba.
La ciencias se mejoran a partir de las matemáticas que son la causa de su generalidad y su simplicidad, a partir de esta primera ciencia, la ciencia se complica del estudio del mundo inorgánico de donde conocemos la astronomía y la física, pasan al mundo orgánico con la química y la biología, luego del mundo humano con la sociología y finalmente la moral. Estas ciencias no pueden desarrollarse independientemente unas de las otras, es necesario que la primera ciencia haya llegado a un determinado punto de desarrollo para que la ciencia siguiente nazca y crezca.
El desarrollo de la ciencia se efectúa según el mismo modelo que el desarrollo social, es necesario que la sociedad pase por los estados teológicos y metafísicos antes de llegar a la fase positiva, del mismo modo la sociología tiene necesidad del desarrollo de las otras ciencias que la pueden preceder para nacer. El individuo reanuda el mismo método de desarrollo, cuando entra al estado positivo llega a la virilidad a la madurez. Al llegar al estado científico el individuo entra en la edad adulta, es decir, recorrió el camino necesario que hace de él a un miembro de pleno derecho de la sociedad positiva, puede cumplir el papel social que se le reserva, por este desarrollo, según la ley de los tres estados, vemos que la sociedad adulta y el hombre adulto tienen que construirse, no son datos estático, hay una dinámica de crecimiento aunque este regulada por leyes y el adulto se hace progresivamente.
Considerar hoy en día esta ley de los tres estados como una ley necesaria del desarrollo individual y colectivo no sería ciertamente prueba de espíritu científico, pero la ley de Comte puede utilizarse con beneficio como punto de señal como terminal en el estudio del desarrollo social.
Los tres estados son modelos aun mas operatorios en la investigación que la ley necesaria del desarrollo, es de esta forma que Jean Piaget adhiere a estas leyes, cuando el estudia las fases del desarrollo del estudio moral. El juicio moral entre los niños.
Augusto Comte procede también a una clasificación de las ciencias. Las ciencias que acceden al estado positivo unas tras otra se pueden, según su grado de desarrollo, proceder a su clasificación, se tendrá en el orden Matemática, astronomía, química, teología y finalmente sociología. El orden va desde la ciencia cuyo objeto es mas general a las más especificas, del más simple al sumo complejo, del más abstracto a lo más vivo para acercarse al hombre.
A la edad de la ciencia debe, en efecto, corresponder una política basada en una organización racional de la sociedad. La consecuencia de la evolución de este conocimiento es la depreciación de todas las referencias teológicas y metafísicas como necesariamente pasadas e ilusorias a pesar de su supervivencia al tiempo presente y profundo en el corazón de cada uno de nosotros.
Teología y metafísica proponen sistemas que ultrajan nuestro poder de incluir, de modo que el acceso al estado científico o positivo remite a su verdadero lugar las explicaciones previas del universo, la de los modelos que hicieron su tiempo. En adelante los ingenieros deben sustituir a los belicosos, los científicos deben sustituir a los sacerdotes, los técnicos a los magos, los sociólogos a los filósofos. Esta crítica del teológico es explicita en el curso de filosofía positiva, se confirma en el sistema de política positiva.

Positivismo, ciencia y filosofía.


La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.

El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.


Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.


Las características esenciales de la filosofía positivista, aparecen como un rompimiento con la llamada “filosofía especulativa”, dada en la metafísca y el conocimiento a priori, y de ahí ahora el nombre de “filosofía positiva”, y en ese sentido, fue un rompimiento con los sistemas de Kant y Hegel principalmente, y que en mayor o menor medida o con otras formas, se presentan en todas sus etapas y variantes son:
1)  La ciencia es el único conocimiento posible y el método de la ciencia es el único válido.
2)  El método de la ciencia es puramente descriptivo concreto, en el sentido de que describe los hechos y muestra las relaciones constantes entre los hechos que se expresan mediante la leyes y permiten la previsión, o en el sentido que muestra la génesis evolutiva de los hechos más complejos partiendo de los más simples.
3)  La descripción se fundamenta en el conocimiento del empirismo materialista.
4)    De acuerdo con el empirismo, nada que no sea sujeto de experimento pertenece al conocimiento científico.
5)  El método empírico descriptivo y experimental, se expresará en términos matemáticos y sistemáticamente mediante el orden enciclopeédico de lo simple a lo complejo.

La corriente de pensamiento positivista ha sido muy influyente entre las ciencias, dado que, por un lado, enarbola el estandarte de la ciencia y el método científico de la modernidad (ese nacido con Galileo y Kepler, y con Bacon y Descartes), aparentando objetividad en la posición empírico materialista (como reconocimiento de la existencia de un mundo de los objeto materiales fuera del pensamiento, y en ese sentido superando la teoría del conocimiento idealista subjetiva del fenomenalismo); pero, por otro, reduciendo la posibilidad del conocimiento a la pura descripción de lo empíricamente dado negando la posibilidad del conocimiento de la esencia, con lo cual (no obstante las limitaciones y contradicciones), exime así al científico del vínculo de ese empirismo objetivo materialista con la dialéctica, liberándolo de ser asociado con la dialéctica materialista y el marxismo, que tanto terror infunde en el intelectual burgués “oficialista” e “institucionalista”. No causalmente, dadas las aparentes “proximidades” del positivismo y la dialéctica materialista, es que desde el llamado “posmodernismo” (la negación del método científico de la modernidad), en una supuesta crítica de éste al positivismo, en realidad, en medio de una confusión que deliberadamente genera, está enfilando su ataque al marxismo.

Positivismo como ideal científico.


Desde el punto de vista científico el positivismo debe considerarse en dos aspectos diversos: como método y como sistema. Como método señala derroteros a la investigación científica y filosófica; como sistema comprende un conjunto de afirmaciones acerca del objeto de la ciencia. Es fácil ver la diversidad de estos aspectos; mas también se observará que deben de ser íntimas sus relaciones e influencias mutuas; y en realidad lo son, bastante más de lo que en principio y según las exigencias lógicas y científicas pudiera creerse.
Comte realiza el Positivismo no sólo como una teoría sino, fundamentalmente, como una práctica. A la edad de catorce años había experimentado la necesidad esencial de una regeneración universal a un tiempo filosófica y política. Esta necesidad es, en realidad, el resorte que impulsa toda su actividad una vez que se convence de que la ciencia es la solución definitiva y última de los problemas del género humano tal y como se deduce de la historia.
Comte se orienta hacia la ciencia porque ve en ella la posibilidad de una regeneración del hombre. El antiguo régimen encontró sus cimientos en la teología, el nuevo régimen los encontrara en la ciencia.

Comte define la filosofía como " doctrina general de los conocimientos humanos" al igual que Aristóteles. Con el calificativo de positiva identifica los conocimientos humanos con los conocimientos aportados por la ciencia.

Positivismo en Argentina y Latinoamérica


El auge del Positivismo en Hispanoamérica y en la Argentina se produce exactamente a fines del siglo XIX. Esta falta de sincronía histórica y la asimetría en términos de desarrollo de la estructura económica y social, invierten el significado y la influencia política que el Positivismo tuvo en la Europa de comienzos del siglo XIX. Este trabajo intenta demostrar que las categorías de tiempo y espacio son imprescindibles en la estructuración del discurso político y que cuando se prescinde de ellas se corre el riesgo de extrapolar ideologías sin el sustento de las relaciones sociales y productivas que justificaron su aparición en el escenario original.
En suma nuestra tesis es que mientras el positivismo Comtiano representó en Europa el triunfo del racionalismo fundado en la ciencia experimental como una reacción contra el irracionalismo romántico y como el instrumento intelectual de la nueva burguesía industrial; en Hispanoamérica y Argentina se constituyó en la ideología del orden conservador que se extiende aproximadamente entre 1880 y 1920.

Comte había condensado su credo en dos palabras que incluyó el escudo brasileño : "ORDEN Y PROGRESO'' y definía al progreso como el desarrollo del orden. Mientras en Europa el orden era el naciente capitalismo industrial, en Argentina el orden era la oligarquía semifeudal. Se operaba así un viaje transatlántico de la filosofía y las leyes sin importar al mismo tiempo las relaciones sociales, los métodos de producción, ni la estructura de clases de la sociedad industrial.
América Latina tuvo así matrimonio civil sin máquina a vapor y Estados soberanos organizados según el patrón de John Locke, mientras algunos ciudadanos pasaban sus tardes reduciendo cráneos humanos al tamaño de un puño mediante un interesante proceso de cocción desconocido por los juristas ingleses. Así pudieron redactarse soberbias Constituciones de cuño europeo o norteamericano estableciendo los tres poderes de Montesquieu, en provincias andrajosas erigidas en "Naciones" que hasta carecían de burguesía y cuyos presupuestos apenas alcanzaban para pagar los sueldos de un solo poder, que siempre era el Poder Ejecutivo. Fundado en ello nuestra tesis arriba a una conclusión: los partidarios del positivismo europeo en la Argentina terminaron siendo objetivamente enemigos del desarrollo capitalista en su propio país.

Bibliografía.